Tengo que reconocerlo, con el municipio coruñés de Malpica de Bergantiños no hay término medio: o te enamora o te espanta. A mí, desde luego, me enamora y no puedo entender a aquellos que no les gusta. Por eso y después de tantas conversaciones al respecto, creo que la única opción es que cada uno venga a visitarlo y opine por sí mismo. Para gustos los colores.
Pero a mí me encanta.