La Coruña es una ciudad en la que puedes encontrar de todo: una metrópolis moderna con una animada vida nocturna y una amplia oferta cultural; una ciudad histórica en la que destacan las callejuelas del centro y la Torre de Hércules; y una ciudad en contacto con la naturaleza, rodeada por el Océano Atlántico, que ofrece varias playas y kilómetros de paseo junto al mar y al puerto. Y, además, como explicaré más adelante, tiene mucho que ofrecer si viajamos con niños.
Los castros y los dólmenes son símbolos antiquísimos que han conformado la identidad y la historia gallega. Por ello, creo que no se debe pasar por la Costa da Morte sin visitar dos de los monumentos megalíticos más importantes de Galicia y descubrir muchas cosas interesantes sobre nuestro pasado.
Visitar un castro siempre tiene algo de emotivo porque nos transporta directamente al pasado celta, tan importante en la cultura gallega y que la relaciona directamente con lugares como la Bretaña francesa, Escocia o Irlanda. Siempre me ha llamado la atención las similitudes geográficas o paisajísticas que existen entre estas zonas tan alejadas.