Entre la punta Roncudo y el cabo de San Adrian, se encuentra Punta Nariga. Se trata de una zona muy rocosa y abierta al viento, bastante escarpada y de increíble belleza.

A Punta Nariga se llega desde Barizo, a través de una carretera entre pinares. Primero hay una gran subida, hasta llegar al parque eólico, donde podemos parar y observar los enormes molinos de viento casi desde la base. Su tamaño es realmente impresionante. Luego la carretera comienza a bajar entre enormes formaciones rocosas y vegetación baja. De repente, al fondo, recortado contra el mar, divisamos el faro.

El Faro de Punta Nariga, constuido en 1995 por César Portela, es el faro más joven de España. Y realmente es muy diferente de los otros faros que se encuentran en la Costa da Morte. Esta construcción de piedra, parece un barco que reta al mar. La forma de barco se consigue gracias a sus tres partes bien diferenciadas: una base triangular que parece una proa encarando las olas, una estructura cuadrada que recuerda al puente de mando de un barco y, por último, la propia torre del faro, como si de un mástil se tratara. En total, el faro tiene 50 metros de altura desde el nivel del mar y su luz blanca tiene un alcance de 22 millas náuticas, es decir, unos 40 kilómetros.

Si bien, para mi gusto, carece de la belleza antigua de otros faros, creo que este faro tiene mucho encanto y que Portela ha hecho un buen trabajo integrándolo con la naturaleza a su alrededor, con grandes aciertos en la elección del color, el emplazamiento o el tipo de piedra utilizada. Si uno se fija, se precia enseguida que las enormes piedras han sido finamente trabajadas y todo encaja a la perfección. La relación de la construcción con las rocas de alrededor también ha sido muy cuidada.

Además, se puede visitar el mirador de la planta baja y subir por unas escaleras que impresionan bastante hasta la estructura cuadrada. Me parece muy enriquecedora la posibilidad de apreciar la espectacular vista desde distintas alturas y 360 grados. Y, algo que se agradece mucho en los días de fuerte viento, que no dejan de ser habituales en esta punta, hay rincones protegidos y lugares donde sentarse a apreciar el paisaje inhóspito pero cautivador.

Como todos los barcos, el Faro de Punta Nariga también cuenta con su mascarón de proa. Se trata de una escultura de bronce del escultor Manolo Coia, un atalante que lleva el nombre de «O soño do emigrante», en honor a todos esos gallegos que marcharon a América buscando un futuro mejor.

Las formaciones rocosas en torno al faro son realmente especiales. Talladas por el mar y por los fuertes vientos de la zona, dan pie a liberar la imaginación y observar un sinfín de animales y figuras mitológicas petrificadas.

Y precisamente en algunas de estas formidables rocas es donde se practica el boulder. Para los que no lo conocen, se trata de una modalidad de escalada que se practica en pequeños bloques de roca, sin los materiales de protección habituales de la escalada (curda, arnés…), ya que se alcanza poca altura y se suele colocar una colchoneta en la base. En este tipo de escalada prima la dificulta extrema pero en trayectos muy cortos.

En esta zona hay más de quinientos pasos divididos en 14 sectores. Hay una grandísima variedad de pasos y, aunque predomina el 6º grado, hay pasos para todos los gustos y niveles. Se trata de un lugar imprescindible para los amantes de este deporte. Hay que tener especial cuidado con el mar, que no suele dar grandes problemas, con el viento, sobre todo si sopla el Nordés, y con la vegetación que puede cubrir las rocas en las zonas de interior.

El Camping Sisargas se encuentra a 13 kilómetros del Faro de Punta Nariga. Para ir en coche hay que dirigirse hacia Malpica y, antes de entrar en la población, dirigirse hacia Barizo. Desde Barizo sólo hay que seguir las indicaciones hasta el faro. Se tardan unos 15 minutos.

Si se quiere ir en bicicleta, hemos diseñado una ruta circular de 26 kilómetros aproximadamente (ida y vuelta), con un desvío para visitar las playas de Barizo y Seiruga. Se puede ir directamente al faro y el trayecto sería algo más corto. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que se trata de una ruta de dificultad media-alta, debido a la importante pendiente que hay hasta el parque eólico. En la zona del faro no hay nada, por lo que es necesario llevar todo, incluida el agua necesaria.

Si no hay nubes, los atardeceres en Punta Nariga son un espectáculo que merece la pena ver. A nosotros también nos encanta ver el Faro de Punta Nariga encendido. Debido a que se encuentra en un paraje tan solitario y con tan poca contaminación lumínica, acercarse en mitad de la noche cerrada y apreciar las estrellas (o incluso la lluvia de estrellas por San Lorenzo) y ver el haz de luz recorriendo la negrura del mar y del monte, es muy hermoso. Es algo que sorprendentemente poca gente hace, así que probablemente lo puedas disfrutar a solas con quien decidas invitar a acompañarte.

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